PERCEPCIÓN ESPACIAL DEL BARRIO

El barrio posee una estructura mallada o reticular, definida por el trazado de ensanche, que colisiona y se adecua, al trazado en diagonal de su núcleo central. Esta situación, en contraste con el ensanche, incorpora multitud de fondos de perspectiva, diagonales, calles como Denia que posee un trazado quebrado que limita el fondo visual del recorrido, y multitud de secuencias espaciales, que dotan de gran riqueza al barrio.

Esta diversidad viene configurada en algunos casos, por los recorridos antiguos de acequias y caminos históricos, de acceso a la ciudad. Estos recorridos poseen su significación, como memoria histórica y aclaración de la ciudad entendida como superposición de tramas y de capas.

De ahí la gran importancia que posee la elección del arbolado, ya que con seguridad, favorecerá la percepción de las calles, intersecciones y recorridos, pudiendo aprovechar la gran diversidad espacial del Barrio.

Se detectan dos categorías en los cruces de calle. Una meramente funcional, con cruces definidos y determinados exclusivamente por los movimientos del peatón y otra de mayor envergadura, que permite la asociación al concepto de plaza, en la que un adecuado diseño de los itinerarios peatonales, permite disponer áreas de reposo amuebladas y arboladas.

Muchos de los recorridos peatonales que se producen en el barrio, se realizan en diagonal como atajo, aprovechando la trama central. Su punto de destino principal lo constituye el Mercado de Russafa.

La propuesta de urbanización incide en estos aspectos, incrementando la experiencia espacial para el ciudadano.